E-mail: 27/11/08

Queridos alumnos,

Namaste! Hari Om!

Aquí estoy en el Himalaya, en una habitación junto al Ganges. Los días están hermosos, soleados, con un cielo diáfano, algo frío por las noches. Está todo muy tranquilo, hay poca gente.

Hoy fue un día especial. Por la noche, antes de ir a la Satsanga, me enteré del ataque en Mumbai. Los jueves siempre habla Swami Vimalanandaji, el actual Presidente del Ashram. Su tema favorito es su Guru, Swami Shivanandaji Maharaj, el fundador de esta Institución. Pero hoy comenzó la Satsanga de otro modo. Dijo: "Les iba a hablar pero no estoy de buen ánimo debido a lo que sucedió hoy. Pienso en el sufrimiento de todas esas familias. Mataron a más de cien personas. Cada una de esas muertes arruinó una familia entera. ¿Cómo pueden ser tan crueles? Hay además más de 300 personas heridas y todavía sigue la lucha, hay un hotel que aún está ardiendo. Ya se lo había advertido Shri Krishna a Uddhava 5000 años atrás. Le dijo que en el futuro la gente sería muy despiadada y cruel – narró un episodio que tuvo lugar en ese entonces – y que sería conveniente alguien tan puro como él irse al Himalaya a practicar austeridades, porque no lo toleraría. Así que en vez de hablarles hoy, vamos a cantar el Mahamantra y el Mahamrityuñjaya mantra para el bien de toda esa gente que está hoy sufriendo por el atentado". Entonces cantamos mantras durante media hora.

Recordé lo que me había dicho este mismo Swamiji el año pasado. Siempre que llego, me pregunta cómo están las cosas por mi país. En esa oportunidad yo le manifesté la decadencia que estaba sufriendo Occidente y que la gente, sin contar las excepciones, estaba cada vez más tamásica, es decir con mayores tendencias impuras. Me respondió: "esa gente tamásica puede vivir gracias a que hay gente sáttvica como usted". Me hizo ver en ese entonces que hay una compensación que se ejerce desde un reino muy sutil para aliviar el sufrimiento de los que aún no han despertado a la vida espiritual. No importa el lugar en que se encuentre el yogui, puede estar en el Himalaya, en silencio, y aún así beneficiar a la humanidad por su sola presencia. La presencia de alguien que está más cerca de Dios. Hoy lo demostró con la repetición de mantras para bien de esa gente que está tan lejos, en Mumbai.

Justo coincidió con el día en que se hace la adoración a los Vedas, las Escrituras Sagradas más antiguas de la humanidad. Hay un ejemplar inmenso que está en un altar, y se le arrojan flores repitiendo los nombres de Shri Krishna. Es una adoración al Conocimiento Sagrado, no al papel. Al final se distribuye un prasad especial. Hoy habían preparado una exquisita Halwa. Normalmente nos dan el prasad a la salida, en unos recipientes descartables hechos con hojas secas. Al terminar, todos se fueron dispersando; Swami Vimalanandaji estaba hablando con tres Swamis, así que me acerqué a reverenciarlo desde una distancia prudente, me vio y dijo "Hari Om". No había hecho dos metros cuando me llamó con una voz alta que retumbó en todo el salón: "¡Hari Om! ¡Shuchitáji!" Me di vuelta y me llamaba con el brazo en alto. Me acerqué y me dio el prasad que le habían llevado a él, es decir, el suyo. Le agradecí llevándolo a la frente, y me dijo, "gracias por esto que llevo puesto", tocando el pulóver que le traje de regalo. Tenía el puño totalmente doblado para adentro. No hay caso, no le doy con los talles, otra vez grande. Son almas grandes y yo, a la distancia, creo que sus cuerpos son grandes también. Volví con una gran sonrisa. Es algo especial cuando nos dan su propio prasad, es una bendición extra.

OM OM OMShuchita

PD: hoy hablé por teléfono con Amma. Dice que en el Ashram no hubo ningún problema, está todo tranquilo. Ellos están rodeados de lujosos hoteles pero lejos de la zona de conflicto. Está feliz de que yo pueda estar aquí en santa compañía.