Tengo la dicha de poder incorporar a este sitio la traducción del manuscrito que me enviara desde la sagrada ciudad de Varanasi, India, el doctor en sánscrito, ya retirado, Shrí Gopal Ji Mishra, quien accedió bondadosamente a escribir sobre “el hombre virtuoso” para los visitantes de esta página. El Dr. Mishra es un gran erudito en sánscrito y las escrituras sagradas de la India.
Ante la solicitud de uno de mis alumnos para que escribiera sobre este tema, pensé que nada mejor que un verdadero hombre virtuoso para hacerlo. Es por eso que le pedí a Shrí Gopalji que me concediera el honor de ofrecer sus palabras inspiradoras a los alumnos del Instituto Damarú y a todos los visitantes de este sitio web.
El maestro Mishra me ha orientado a lo largo de 17 años en el maravilloso estudio del idioma sánscrito, atendiendo amablemente a todas mis consultas. Es devoto del Señor en la forma de Shrí Krishna, a Quien hace referencia en varias partes del texto. Es un bendito habitante de la sagrada “ciudad de Shiva”, Varanasi, y ha estado en contacto con muchos sabios y santos, incluido Swami Shivananda.
Junto con Gurudeva Shrí Pávanaji lo he visitado en todos nuestros viajes a India, tanto cuando vivía en la residencia para profesores en la Universidad de Sánscrito de Varanasi como en su actual domicilio, donde vive con su venerable esposa, mi “madre india”, Mata Shashi. (Vea la Galería de fotos)
Estoy segura de que disfrutarán de su escrito y sacarán gran provecho si aplican sus sabios consejos en la vida diaria. El hombre que cultiva las virtudes es respetado por todos, muy especialmente por su esposa e hijos. La virtud es el ornato por excelencia, el hombre virtuoso es apreciado por todos y vive feliz. OM


Shuchitá Maháyoguiní
6 de Octubre del 2004


 OM
El hombre virtuoso

Por Shrí Gopal Ji Mishra


Dios ha creado este cosmos. El mundo es una muy pero muy pequeña porción de él. Todos los seres vivos en este mundo y más allá de él son creación de Dios. Así, todos nosotros somos Sus hijos e hijas. En el Bhagavad Gita, el Señor Krishna(1) dice, “Yo soy el Padre, la Madre y el Abuelo de todos”. En verdad, la mejor creación de Dios es el hombre.
Debido a que el hombre es la mejor creación de Dios, ya están presentes en él las posibilidades del desarrollo de las virtudes divinas. También, como Dios es Omnipresente, está presente en el interior de todos los seres vivos así como en el exterior. Presente en el corazón de todos, Él enseña, sugiere soluciones a los problemas, controla, recomienda, suministra, mantiene y recibe todas las sagradas acciones(2) hechas por los hombres.
El Señor siempre recomienda a los hombres buenas acciones, virtudes y actos piadosos. Pero bajo la presión de los deseos de la mente por saciar las demandas de placer, el hombre no presta atención a los consejos de Dios que vienen desde adentro, comete malas acciones y sufre la angustia de sus consecuencias.
Así, para no estar sujeto a sufrimientos, problemas, malas consecuencias y arrepentimientos, el hombre debe ser virtuoso, hacer actos buenos, piadosos y sagrados.
Se dice, “según lo que siembras, eso cosechas”. De acuerdo a esto, las virtudes sólo dan buenos resultados.
Esta es la razón por la que todos los santos, pensadores, filósofos, yoguis, sádhakas, maestros, sabios y personas divinas, en toda época y en todo lugar, han enfatizado tanto el hecho de que el hombre debe actuar virtuosamente. Tanto para los teístas como para los ateos, es necesaria la realización de actos virtuosos.
Las virtudes constituyen una fuente de regocijo para el hombre. Aquél que actúa correctamente, siente un indescriptible disfrute en su corazón. Al mismo tiempo otros, afectados positivamente por ello, experimentan placer. Debido a que el placer es una experiencia deseada por todos, el hombre debe esforzarse por ser virtuoso, lo que es seguro que le dará inmenso placer.
A nadie le gusta ser difamado, insultado, criticado y despreciado por otros. Parece haber en todos un sincero deseo de elogio, aprobación, felicitaciones, buena impresión y alta estima.
¿Cómo puede ser eso logrado? ¿Es posible volverse virtuoso? ¿Qué recursos hay para seguir? ¿No estorbará nuestros actos mundanos, vida, profesión, negocios y demás? ¿De qué sirve semejante esfuerzo?
Tales preguntas pueden surgir en las mentes de aquellos que están muy alejados de las virtudes. Pero quienes son virtuosos están familiarizados con esto, conocen su significado y sus buenos resultados.
Es completamente habitual para todos los hombres evaluar todo desde el mismo comienzo y preguntar, “¡Bien! ¿Qué beneficios podemos esperar de esto?” Si concluye que será beneficioso seguir esa senda, solamente entonces sigue adelante, de otra manera abandona la propuesta.
Así también puede ser el caso con las virtudes. Pero respecto a las virtudes de la gente virtuosa, todas las escrituras dicen que las virtudes constituyen lo más deseable. De todas las especies, sólo el género humano es capaz de volverse virtuoso. Se puede convertir en virtuoso, si quiere; si no quiere, no puede.
Las virtudes son de muchas clases. En todos los caminos de la vida, son requeridas las virtudes. Pensar, sentir y desear, todo puede basarse en las virtudes. Si tanto las actividades visibles como las no visibles están firmemente enraizadas en las virtudes, tiene lugar la elevación del hombre. Un hombre común puede elevarse tanto como para merecer el respeto y obediencia de otros.
¿Por qué es así?
Simplemente en razón de que la persona ha embebido virtudes divinas en él y se ha vuelto completamente virtuoso. Así, las virtudes elevan nuestras vidas.



Ayuda a otros
Una de las mayores virtudes de la humanidad yace en ayudar a otros. Por supuesto, no hay duda de que en la ayuda a otros uno tiene que hacer algunos sacrificios. Sacrificios de tiempo, energía, coraje, dinero, mente, pensamientos, maniobras, etc. son requeridos, según el caso, en la ayuda a otros.
¿Y qué recibimos en retorno?
Sea lo que fuere que usted sacrifica, lo obtiene otra vez de muchas formas. Junto con ello, logra un inmenso placer en hacerlo. Está seguro de obtener respeto de otros, aunque no tenga tal intención. Así es la naturaleza de un hombre virtuoso. Cuida de otros, otros también están naturalmente inclinados a preocuparse por él. Así, se convierte en un hombre de las masas. Deja de ser un pobre y simple hombre común, se vuelve grande y las recompensas llueven sobre él.
¿Cuál es el misterio que yace detrás de esto?
El misterio es que Dios Todopoderoso está presente en el corazón de todos. Cuando un hombre virtuoso hace la vida de otros fácil, confortable y feliz, Dios sentado en sus corazones está satisfecho, complacido y bien dispuesto hacia él. Él es Quien lo recompensa de variadas formas por sus actos virtuosos. Este es el secreto conocido por todos los grandes hombres virtuosos. Ellos saben, creen y actúan acordemente.
Las páginas de la mitología india están llenas de tales ejemplos de altruismo. Para decir verdad, la ayuda a otros es la médula de esta creación. Si las personas no se ayudaran unas a las otras, no podría esperarse siquiera la existencia de la humanidad.
Cuando un niño nace, algunas veces la madre se debilita. En ese momento, hay otros para ayudar a la madre y al niño. En ausencia de otros y su ayuda, la vida de ambos estaría amenazada.
Durante años, padre, madre, hermanos, hermanas y otros miembros de la familia continuamente ayudan al niño a crecer. Luego los maestros en la escuela, los profesores en cursos profesionales y los empleadores; de esta forma, hay una cadena de ayudantes para la existencia, el bienestar y el progreso. Finalmente, llega el turno de los Maestros Espirituales que lo ayudan en la auto-realización o el logro de la Divinidad. Así, toda la vida depende de la ayuda de otros.
La ayuda es un camino de doble mano. Todos estamos atados a buscar ayuda de otros, mientras que uno mismo ayuda a otros. Esta es la forma en la que la vida continúa. Un hombre virtuoso nunca deja escapar una oportunidad de ayudar a otros.


Decir la verdad
Un hombre virtuoso siempre dice la verdad. Pero debe tenerse en cuenta que la verdad no debe ser amarga, cruda, dura y causante de dolor. No debería adoptarse la falsedad aún si ésta fuera dulce y beneficiosa.
Decir la verdad es una gran penitencia que hace el hombre virtuoso, y es capaz de darle logros divinos. Muchos que practican austeridades realizan el voto de decir la verdad y arriesgan todo. El rey Harishchandra prometió ofrecer su reino a un sabio en sueños y cuando despertó, mantuvo su promesa. Fue un perfecto amante de la verdad.
En aquél que siempre dice sólo la verdad por un número de años, su palabra se vuelve tan poderosa que cualquier cosa que diga se materializa. Es conocido como el tapas(3) de la palabra.


Respeto a los mayores
El hombre virtuoso respeta naturalmente a sus mayores. Aquellos que son mayores que él, son sus superiores. Los mayores en su familia, como el padre, la madre, los hermanos y hermanas mayores, y aquellos que no siendo miembros de la familia son mayores, todos deben ser respetados.
La reverencia y obediencia a los mayores es una conducta respetable. En la cultura india, los jóvenes tocan los pies de sus padres y de otros mayores diariamente en la mañana. Esto es seguido como una rutina diaria.
Algunas veces hay conflicto entre el deseo de los mayores y el de los jóvenes. En esta disyuntiva, los jóvenes renuncian a sus propios deseos y actúan de acuerdo al deseo de los mayores. Un hombre virtuoso no es negligente con sus superiores.
Es totalmente natural que un hombre envejezca un día. Se siente débil, el cuerpo enferma, la visión falla, la audición es defectuosa. Tal es el momento en que requiere atención física de otros. La cultura india dice que un hijo debe atender a sus padres, particularmente en esta etapa de la vejez, ayudarlos en sus rutinas diarias, pasar aceite en su cabeza, masajear su cuerpo y auxiliarlos según lo necesiten. Un hijo virtuoso siempre trata de dar alivio y comodidad a sus padres. Es una manifestación de su respeto por los mayores.
En la cultura india, padre y madre son manifestaciones de Dios. Aquél que puede complacer perfectamente bien a sus padres, merece un lugar en la mansión divina. Las bendiciones de sus padres son dones para él. Alcanza la perfección.


Donación
Un hombre virtuoso hace donaciones a las personas necesitadas.
No significa que un donante deba dar todas sus pertenencias y morir de hambre. Aunque ha habido incluso tales casos, pero son excepciones y extremos. En una forma practicable se sugiere que el seis por ciento del ingreso debería ser donado. La donación purifica el ingreso.
También, se dice que todo lo que es donado vuelve al donante en bien multiplicado. Ahora, es difícil decir cuándo y en qué forma viene al dador, si justo ahora, después de unos días, meses o años, o en la próxima vida.
De todos modos, un hombre virtuoso no desea ni calcula la recompensa. Sabe que la donación es un acto virtuoso y lo adopta.
¿Por qué dar?
Se dice que todas las riquezas pertenecen a Dios. Él nos hace custodios. Nos da dinero para invertirlo apropiadamente según Sus directivas. El cómo, cuándo, qué, porqué y el significado de la donación están bien descriptos, detallados y ejemplificados en los libros religiosos. El sentimiento, la mentalidad y la actitud con las cuales se hace la donación son muy importantes. Los tres tipos de disposiciones que pueden caracterizar a la acción de dar, el proceso de la donación y las personas apropiadas para recibir donaciones son descriptas en el Shrimad Bhagavad Guita.


Cumplimento de los deberes
Todas las personas tienen que realizar algún u otro deber obligatorio a lo largo de su vida. Distintas clases de deberes son requeridos a cada individuo. Deberes hacia los padres, esposa/esposo, hermanos, hermanas, maestros, vecinos, amigos, maestros espirituales, sociedad en general y niños, etc., deben ser cumplidos apropiadamente.
Es poco sabio eludir responsabilidades.
Requerimientos de mayores, menores y personas necesitadas deben ser enfrentados. Todos ellos no son sino deberes. Deben ser cumplidos de la mejor forma posible.
Algunas personas desean evadir sus responsabilidades. Eso no es bueno. Todo lo que se presenta en el camino como un deber, debe ser cumplido. Si todos comienzan a escapar de sus deberes, se producirá la más desafortunada perturbación en la sociedad.
Una persona virtuosa se predispone a cumplir sus deberes. Aún si tiene que enfrentar problemas, luchará pero no abandonará sus deberes. La sociedad también recompensa a tales personas que cumplen sus deberes a toda costa.
No sólo los seres humanos, sino que Dios Mismo permanece cumpliendo Sus deberes auto-impuestos hacia Sus criaturas. Si Él dejara de hacer Sus deberes, sería un estrago. Entonces no subsistiría la creación ni las criaturas.
Así, una persona virtuosa conoce la importancia de cumplir sus deberes. También inspira a otros a cumplir con los suyos.
Un hombre virtuoso lleva a cabo sus deberes muy bien. Uno no debe olvidar que Dios nos ha creado con algún propósito. Quiere que juguemos un rol particular. Su mano invisible asigna deberes particulares para todos nosotros.
Ahora, si somos serios y sinceros acerca de nuestros deberes o no, depende de nosotros. Si no somos sinceros, somos morosos a los ojos de Dios. La insinceridad es decepción. La decepción tiene resultados negativos.
A aquél que es más cumplidor, se le encargan más y mayores deberes y hace grandes trabajos. A Dios nunca le gusta el hombre que pierde su tiempo de manera ociosa. Así, la gente virtuosa está siempre ocupada en cumplir sus deberes de la mejor manera posible.


Cooperación
La vida se vuelve más fácil y exitosa donde existe cooperación mutua. El bienestar de la humanidad y la sociedad en general depende de la cooperación. Este aspecto es bien ejemplificado por la historia de la vida del Señor Ráma(4). Él era Dios encarnado. Podía hacer todo lo que quisiera. Podía hacer imposible lo posible y posible lo imposible. Para matar al demonio Rávana y otros demonios, podría haberlo hecho sólo con Su insinuación. Pero, a pesar de eso, dio muchas enseñanzas mediante Su conducta práctica. La cooperación fue una de ellas. Buscó cooperación en monos y osos para triunfar sobre Rávana. Probó que la cooperación es una necesidad en este mundo.
También, la batalla del Mahábharata fue ganada por la cooperación del Señor Krishna y otros reyes. Hubo también cooperación del lado de los Kauravas, pero allí la intención era mala y la gente que cooperaba no era seguidora del Dharma. Por eso fueron matados. Esto muestra que la cooperación basada en el Dharma, virtud, es la cooperación adecuada.
Un hombre virtuoso extiende su cooperación a otros. Algunas veces, para grandes trabajos, busca cooperación de otros. Satsangas, organizadas en el extranjero, son llevadas a cabo por personas virtuosas y miles de personas obtienen alivio y progreso espiritual de ellas. Es un muy buen resultado de la mutua cooperación.
En nuestra presente vida diaria, encontramos un importante rol jugado por la actitud y conducta de cooperación. Sin cooperación, no hay vida. Nada grande puede suceder en la ausencia de cooperación. Así, un hombre virtuoso debe cooperar con otros y ser capaz de buscar cooperación en otros.


Simpatía
Un hombre virtuoso posee simpatía hacia todos, pero particularmente hacia aquellas personas de los sectores más débiles.
Si una persona es elevada, hace remarcables progresos, amasa cantidades de dinero, disfruta de gran nombre y fama y lleva una vida confortable y lujosa, un hombre virtuoso debería alegrarse al observarlo. Esto es conocido como Muditá en el Budismo.
Si una persona está llevando una vida miserable, pobre, sin empleo, mendigando, sufriendo decepción, rechazo, sin hogar y muriendo de hambre, con enfermedades, desprecio, humillación e interminable miseria, un hombre virtuoso debería sentir compasión hacia ella. Esto es conocido como Karuná en el Budismo.
Si una persona es malvada, dada a la intoxicación, tirana, que crea problemas a otros, con actividades indeseables que perjudican a otros, un hombre virtuoso debería sentir indiferencia hacia ella. Esto es conocido como Upekshá en Budismo. Pero esta actitud no debería ser llevada por militares, policías, jueces y reformadores sociales.
Así, la compasión es una virtud. Un hombre sin compasión es tan bueno como una piedra que no tiene sentimientos. Todos los grandes hombres son compasivos, simpáticos y ayudan a otros que están sufriendo.
La simpatía puede ser de dos clases, una es la simpatía activa y la otra la inactiva. La simpatía activa es útil. Simplemente simpatizar, pero no hacer nada para reducir el problema del desgraciado, no puede ser apreciado aunque sea en cierto modo mejor que no simpatizar en absoluto. Al menos algunas palabras de simpatía, esperanza y aliento deben estar allí de modo de consolar al infortunado para que comience de nuevo.


Perdón
Un hombre virtuoso debería poseer la virtud de perdonar. El perdón ha sido una virtud para todos los grandes hombres. A los débiles y cobardes no les gusta perdonar a nadie, pero debido a que son incapaces de vengarse, pueden decir, “bien, te perdono”. Pero eso no es perdón.
El perdón es un ornamento de la persona valiente, poderosa y capaz que, aunque tenga el poder para vengarse, no se venga, perdona al opresor como fue en el caso del Señor Jesús. El Señor Jesús tenía el poder de castigar a los opresores, pero aún así los perdonó simplemente diciendo, “¡Oh Señor!, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
En la época en que había reinados en India, los reyes indios eran famosos por perdonar a sus enemigos cuando se entregaban y pedían disculpas. Tal vez otras razas no aprecien este tipo de actitud.
De todos modos, en nuestra vida diaria enfrentamos ocasiones en que nos enfurecemos y tenemos la inclinación de darles una dura lección a los ofensores, cuando en verdad podríamos perdonarlos porque la cuestión era muy trivial.
El corazón de un hombre virtuoso está lleno de perdón. No se preocupa por cuestiones triviales. Swami Dayánanda perdonó incluso a la persona que le dio vidrio molido en la leche causándole la muerte. Pero antes de morir, pudo darse cuenta, perdonó a esta persona y también le dio algo de dinero para que pudiera escapar del lugar y salvar su vida(5).


Paciencia
Las situaciones cambian. Las circunstancias cambian. Las actitudes cambian. Los amigos se convierten en enemigos. Los enemigos se convierten en amigos. El éxito deviene en fracaso. El fracaso se transforma en éxito. De esta forma, encontramos que la vida y el mundo están siempre cambiando.
Así que se hace necesario para un hombre enfrentar las situaciones adversas pacientemente. Es sólo la paciencia el verdadero amigo de un hombre virtuoso. Este es uno de los más grandes valores de la humanidad, mantener la paciencia y esperar por los alentadores resultados de la perseverancia.
Toda acción, todo esfuerzo y todo acto están atados a dar resultados. Si se hace un esfuerzo continuado en la dirección correcta, está obligado a dar buenos resultados a la larga. Pero un hombre debería conservar su paciencia hasta tanto no sea encontrado el resultado requerido.
La impaciencia causa preocupación, problemas, desaliento, disgusto, tensión y la persona puede caer en desórdenes mentales. Un hombre virtuoso nunca abandona la paciencia y ve el día cuando viene.


Control sobre los órganos
Un hombre virtuoso mantiene sus órganos bajo control. No da libertad innecesaria a sus órganos, sino que éstos siguen los dictados de su intelecto. Un hombre, que es esclavo de dichas demandas, sigue medios honestos y deshonestos para saciarlos. Por lo cual tal actitud no puede ser recomendada.
Todos los sabios son maestros sobre sus órganos sensorios y motores. Ellos saben muy bien que los órganos demandan su satisfacción. Pero conocen muy bien que nadie es capaz de saciarlos totalmente. La vida puede terminar, pero las demandas no tienen fin. Si una demanda es satisfecha, inmediatamente surgen otras. Por eso debe ser ejercitado el control.
Hay una historia del Rey Yayáti de India. Él pasó toda su vida buscando saciar sus órganos. Envejeció. La vida estaba llegando a su fin pero sus deseos todavía permanecían insatisfechos. Se le sugirió que si algún hombre joven le daba su vida, él otra vez se volvería joven y entonces podría disfrutar de la satisfacción de sus órganos. Uno de sus hijos aceptó. El hijo se volvió viejo inmediatamente y el Rey Yayáti se transformó en joven. Durante toda esta nueva vida, disfrutó de la satisfacción de sus órganos. Pero otra vez, cuando llegó el momento, envejeció. Pero aún entonces encontró que sus deseos no podían ser satisfechos. Así, finalmente, concluyó que el intento de satisfacer los deseos es como agregar combustible al fuego. Así que uno debe ejercitar dominio. Esta es la única forma de controlar las persistentes demandas de los órganos.
Por ello, un hombre virtuoso mantiene dominio sobre sus órganos. No se encuentra nada en esta tierra que pueda encontrar placer dando rienda suelta a los requerimientos de los órganos.


No robar
El engaño en cuestiones de dinero, la insinceridad en el cumplimiento de los deberes, el robar tiempo y trabajo, son diferentes formas de robar.
Un hombre virtuoso rechaza tales tentaciones. Cree en un completo trabajo para un completo pago. Siempre mantiene en observación sus ingresos que deben ser ganados con el sudor de su frente.


Honestidad
“La honestidad es la mejor policía”, por lo tanto un hombre virtuoso quiere permanecer honesto. Honesto en pensamientos, honesto en sentimientos y honesto en la acción. La deshonestidad es como un veneno en sus ojos. Siguiendo el sendero de la honestidad, está listo para superar cualquier pérdida, problema, insulto o injuria.
La conducta de un hombre honesto inspira a otros a seguir su ideal. Otros pueden ser motivados a volverse honestos imitando su ejemplo. Un hombre virtuoso está totalmente seguro de que su honestidad lo recompensará a la larga.


Purificación
Para cualquier avance espiritual, es necesaria la purificación. Casi todas los libros religiosos y sermones de los santos están llenos de significados y detalles sobre esto.
Esta purificación es de dos clases, interna y externa, física y mental. La purificación externa o física es conocida por todos y en todas partes las personas cuidan de ella. Bañarse, usar jabón y shampoo, poner aceite en la cabeza, peinarse, masajearse, usar talco, perfumes, ropa limpia, mantener limpio el lugar en que se vive, etc. Tales son las medidas que están limitadas a la limpieza y mantenimiento externo o físico.
Pero la limpieza interna tiene que ver con la inculcación de buenas ideas, no teniendo odio hacia nadie y sí un ardiente deseo por el bienestar de todos; es necesario tener control sobre los deseos, la ira, avaricia, apego, vanidad y celos. Un hombre virtuoso permanece calmo, frío, con compostura, tranquilo, pacífico y sin tensiones mentales. Esto hace a la limpieza mental.
Lograr la limpieza física es muy fácil, pero la limpieza mental interna es muy difícil. Un hombre virtuoso trata de tener limpieza interna tanto como le sea posible.
¿Cómo lograrlo?
La literatura religiosa indica el camino para este logro. La lectura de literatura espiritual, la asistencia a satsangas, escuchar las enseñanzas de los santos, mirar videos espirituales, cantar el sagrado nombre de Dios, adorar a Dios, reverenciar a Dios, llenar la mente de pensamientos sobre Dios y meditación, etc., son algunas medidas que pueden llevar a la limpieza interior.
Si uno lo encuentra totalmente difícil, puede adoptar una de las dos medidas más efectivas, cantar el nombre de Dios y/o meditar. Se dice que el nombre de Dios es tan poderoso que en sí mismo es suficiente para cada uno y todos los logros más altos. Si uno es seguidor de Dios sin forma, no hay problema, puede meditar y obtenerlo todo.


Control sobre la ira
El Señor Krishna ha dicho que hay tres autopistas hacia el infierno, káma (deseo), ira y codicia. El propósito de esta afirmación es que un hombre virtuoso debe abandonar estas tres. Cada una es capaz de hacer de la vida un infierno y garantizar el infierno tras la muerte.
La ira lleva a la fascinación, la fascinación lleva a la confusión de la memoria, la confusión lleva a la destrucción del intelecto y ésta a la destrucción del hombre.
Ahora, ¿a quién le gusta ser destruido?
A nadie. Así pues, uno debería controlar su ira. El resultado final de ésta nunca es bueno. Cuando la ira se enfría, la persona se arrepiente, ¿cómo es que se enojó tanto? ¿Cómo es que se enfureció? Podría haber sido evitado.
Siempre que hay alguna obstrucción en el cumplimiento del propio deseo, surge la ira. Es sentida como un incendio en el corazón de la persona. No permite permanecer a gusto, en paz y guardando compostura. Día y noche siente inquietud.
Un hombre virtuoso nunca permite que esta debilidad lo domine. Encuentra que puede conducir su vida aún sin estar enfadado. La ira excesiva puede ser una causa de enfermedades físicas y mentales. La ciencia moderna también ha comprobado que acorta la vida, altera la digestión, causa úlcera en el intestino, hierve la sangre, causa hipertensión, etc. El hombre no debe jugar con su vida que es preciosa, por ello debe controlar la ira.


Rechazar la avaricia
¿Es mala la avaricia? La avaricia es uno de los caminos al infierno. Cuando la persona obtiene algo, su deseo por más y más se incrementa. Una persona codiciosa no vacila en tomar incluso el sendero equivocado para satisfacer su deseo.
Las necesidades están allí, no hay duda. Pero cada uno debería tener sabiduría para elegir los medios apropiados. Un hombre virtuoso aplica su sabiduría en adoptar sólo aquellos medios que son honestos. Le atribuye más significado a los medios que al fin.


Conocimiento
“El conocimiento es el tercer ojo de la humanidad”.
Conocimiento no implica sólo estudiar libros. Es un término mucho más amplio. No está limitado a las variadas disciplinas enseñadas en las instituciones académicas. El conocimiento incluye toda clase de aspectos como físico, mental, social, ético, metafísico y conocimiento divino, etc.
Un hombre aún sin escuela puede poseer el mayor grado de conocimiento que incluye el conocimiento de Dios. A decir verdad, no importa cuan erudito pueda ser, si está desprovisto de conocimiento espiritual, su conocimiento no es de un nivel superior.
Un hombre virtuoso está equipado con el conocimiento de los sentimientos, el trabajo, la conducta de otros tan bien como el conocimiento de la vida, la muerte, el nacimiento, la reencarnación, el alma y Dios. Tal conocimiento es perfecto. Ese conocimiento es posible a través de la realización del ser o alma. Para una persona que posee este conocimiento, no hay conocimiento para ser alcanzado por él, porque este es el Conocimiento Supremo.
El mayor conocimiento puede ser obtenido de los líderes o maestros espirituales que ya han logrado este conocimiento. Esta es la razón por la cual se dice que para lograr tal conocimiento uno deba aproximarse a un Guru iluminado.


El Fin de la vida
Somos todos seres humanos. Se nos ha dado una vida para vivir. Pero muy pocas personas conocen el fin de nuestras vidas. Muchos viven una vida de animales, comiendo, bebiendo y divirtiéndose. No les importa su vida pasada o futura. No tienen un verdadero concepto de la vida. Están limitados a una vida cómoda, confortable, lujosa y asimilando todos los artículos de placer y disfrute.
Pero los grandes pensadores creen en llevar una vida divina, una vida espiritual y una vida de austeridad para poder alcanzar a Dios. Ellos se abstienen de disfrutes sensorios. Tratan de unir su alma a Dios. Hacer tal intento es llamado Yoga.
Con respecto a Yoga, suele malinterpretarse creyendo que Yoga hace a un hombre inútil para la vida mundana. En verdad, Yoga lleva al hombre a la perfección que facilita la vida mundana de la persona al mismo tiempo que lo hace capaz de alcanzar a Dios.
Ha habido numerosos reyes en India que cumplieron perfectamente bien sus actividades mundanas y al mismo tiempo eran perfectos yoguis que habían alcanzado a Dios. Aún los santos solían tomar iniciación de ellos. El Rey Janaka, suegro del Señor Ráma, fue tal yogui.
Un hombre virtuoso es siempre consciente del objetivo de su vida. También se esfuerza porque otros asímismo puedan realizar el fin de la vida.


Contentamiento, satisfacción
“El contentamiento es felicidad”. Un hombre virtuoso disfruta contento. Es un ejemplo para otros, que toman inspiración de su vida y pensamientos. Una persona satisfecha siente felicidad interior. Todo el que lo encuentra y habla con él está inclinado a adoptar una actitud de contentamiento ya que todos anhelan felicidad interior.
Así, sólo es feliz la vida con satisfacción. En verdad, el contentamiento es un estado mental. No depende de las cosas o situaciones externas. Un hombre puede no tener muchas cosas de confort y lujo, pero aún así estar contento. Por otro lado, un hombre puede tener muchas cosas, todas las condiciones favorables, inmensas cantidades de dinero, gran fama y renombre, pero a pesar de todo eso no estar contento.
Es una noción errónea pensar que si un hombre se siente satisfecho, sus oportunidades de mayores esfuerzos, progreso y desarrollo pueden ser estropeadas. A decir verdad, el contentamiento no significa detenerse, renunciar a la acción (karma). Implica que un hombre deba permanecer cumpliendo con sus deberes con total sinceridad e integridad a lo largo de su vida, y debe sentirse contento con lo que sea que le venga como un logro de tanto en tanto.
Un hombre virtuoso conoce la diferencia entre contentamiento e inactividad. Como resultado, siempre está activo, cumpliendo sus deberes y manteniéndose contento con lo que obtenga, sea trabajo, ingreso, elogio, familia, responsabilidad, cosas materiales, adversidades, humillaciones, etc.


Punto de vista divino
La visión de un hombre virtuoso es diferente de la del común de las masas. Su visión es que Dios está presente en todo ser vivo y que todo lo penetra.
Así que todas sus acciones hechas hacia otros son en esta visión, las acciones son hechas hacia Dios. De esta forma, todas sus actividades se convierten en una adoración a Dios. Nunca olvida a Dios ni por un momento. El Señor Krishna dice “Yo también tengo al hombre como él Me tiene a Mí”. Así cuando una persona trata a todos como penetrados por Dios, el Señor también es realizado como tal.
Esta visión es muy elevada, piadosa, sutil y perfectamente divina. Un hombre virtuoso conoce esto y lo cree. Sabe que esta es una de las mayores virtudes de la humanidad y se adhiere a ella.
Tal visión eleva la posición del hombre virtuoso y lo hace grande aunque no elija esta posición por ese propósito. Él no quiere nada a cambio. Disfruta de un inmenso placer en hacerlo así.
Así las virtudes mencionadas son tales que, de ser adoptadas, hacen al hombre virtuoso.


                        Dr. Gopal Ji Mishra
F-1/3, Block – 4,
Sanjaya Apartment,
Cotton Mill Colony,
Chowkaghat,
VARANASI – 221 002
U. P. - INDIA