E mail: 11-7-2009

Desde Rishikesh, India

EL YOGUI Y EL TEMOR A LA PANDEMIA

Queridos alumnos,

                                ¡Hari Om! ¡Pranam!

                                 A través de los mails, me llega el eco del pánico colectivo que se ha apoderado de los argentinos debido a la Pandemia de Gripe A. Por eso es que me pareció necesario compartir con ustedes algunas reflexiones que les ayuden a mantener la calma como verdaderos yoguis. Es en momentos como éstos que podemos observar hasta qué punto el conocimiento espiritual ha echado raíces en nuestro corazón. Si perdemos la calma y el temor se apodera de nosotros, eso significa que el conocimiento sólo ha pasado por nuestros oídos pero no ha sido asimilado.

Las causas del temor son fundamentalmente dos, Raga y Dvesha, apego y repulsión. Si estamos apegados a algo, tememos perderlo y le tememos a todo aquello que pueda ponerlo en peligro. Raga y Dvesha, a su vez, tienen sus raíces en Avidyá, la ignorancia primaria, la ignorancia espiritual.

 

¿Qué es lo que el hombre ignora? Ignora que es un Alma y no un cuerpo. Esa ignorancia hace que se identifique con el cuerpo y se apegue a él. Esto da lugar al temor a la enfermedad y la muerte. Por lo tanto, el ser humano rechaza todo aquello que pueda poner en peligro su integridad física. Si aplicamos esto a la situación de la crisis sanitaria por la que atraviesa el país, veremos que si alguien estornuda o tose, los demás lo miran como si fuera el mismo dios de la Muerte que viene a buscarlos.

 

Tomar precauciones es bueno, pero el pánico no lo es. La persona que entra en pánico pierde el control de sí misma y es propensa a cometer errores. El pánico es una forma intensificada de temor. Tiene su origen en la propia imaginación. Es una debilidad de la mente.

 

Ahora, ¿qué es lo que sabe el yogui como para no temer ni alarmarse ante una situación de riesgo como la actual? Trataré de resumirlo en los siguientes párrafos.

 

1-     Ya sea que el cuerpo nazca o muera, yo soy un Alma inmortal, eterna y beatífica. Por lo cual, no me identifico con el cuerpo ni con lo que a éste le suceda. Este cuerpo tiene que sucumbir algún día, eso es seguro. Así que no hay nada de qué preocuparse.

 

2-     Nada sucede porque sí, sin causa. Todo tiene una causa en el pasado, ya sea de esta vida o de otras vidas anteriores. Son nuestras propias acciones pasadas las que determinan todo lo que experimentamos hoy.

 

3-     Todo sucede, en última instancia, por la Voluntad Divina. Es el mismo Señor el que distribuye los frutos de nuestras acciones de manera imparcial. Nada sucede sin Su aprobación. Contemplando así, sé que todo lo que me pase será para mi bien aunque, a veces, parezca ser de otra manera.

 

Por favor, reflexionen sobre esto que les he explicado. No permitan que los temores de otros o los incitados por los medios de comunicación les hagan olvidar la Verdad. Tomen algunas medidas de prevención y sigan con su vida normalmente. Eso es sabiduría, lo otro es ignorancia. Si piensan en la enfermedad y hablan de la enfermedad todo el tiempo, ésta vendrá a ustedes, la están llamando. Si piensan en Dios y hablan de Dios todo el tiempo, Él vendrá a ustedes. Cada uno es libre de elegir. La mente tiene especial preferencia por lo que agita las emociones y no por lo que le da paz.

 

Una vez hubo un accidente de aviación y murió una azafata. Un periodista le preguntó al tío de la joven, un cordobés, “¿no cree que si hubiera elegido otra profesión, hoy estaría viva?”. Entonces, con la mejor sabiduría popular, éste respondió, “si tenía que morir, iba a morir vendiendo curitas en una esquina”.

 

          OM OM OM

                                                       Shuchita