EL MAESTRO DE MÚSICA

Queridos Alumnos,

                               Hari Om! Namaste!

                               El viernes pasado celebramos el Mahashivaratri, la noche de Shiva - la Conciencia Cósmica, Dios. La festividad consiste en ayunar todo el día o hacer una austera dieta de frutas y leche, para luego pasar la noche en vela cantando al Señor y finalmente romper el ayuno comiendo todos juntos.

                               Esa noche nos juntamos en el Ashram unas 150 personas. Yo había estado tomando clases de música india con el mismo maestro de años anteriores, Swami Brahmasvarupanandaji. El quería que yo cantara en la noche de Shiva y compuso hermosas melodías para el mantra OM NAMAH SHIVAYA con el que finalizaría el canto del Shiva Panchaksharastotram en Sánscrito.

                               Pese a las clases de siete días semanales y a que ten’ia un harmonyum para practicar en mi habitación, yo no estaba lo suficientemente confiada como para cantar. Solo dedicaba una hora a la práctica además de las clases debido a los otros estudios que me llevan varias horas por día, además de participar en otras actividades del Ashram.

                               Un maestro de arte también es llamado Guru, en este caso es Guita Guru, maestro de canto y música.

                               Swamiji me insistió para que cantara, corrigiendo m’as detalles cada día. Quería que aumentara la velocidad hacia el final, justo donde estaban las notas mas altas y difíciles para mí con el harmonyum. 'El toca también la tabla, típico instrumento indio de dos tambores, y cuando yo practicaba, aumentaba la velocidad de la tabla ejecutándola en una forma maravillosa, pero que a mí me confundía por mi falta de experiencia.

                                Yo quería desistir, pensaba que me iba a equivocar y que necesitaba al menos una semana mas de práctica. Pero el maestro no me dejó abandonar, ni tampoco me permitió eliminar las estrofas más difíciles. Me alentó de todas formas y hasta me preparaba un té con pimienta negra y jengibre para mejorar mi garganta que ya no daba más.

                                Le pedí que fuera mas tarde esa noche para que no escuchara todos mis errores. Me dijo: "no Mataji, voy a ir y la voy a acompañar con la tabla"  "no, no!!!" le pedí, "si toca de esa forma tan difícil, me voy a confundir.. pleeeeease..." y reíamos.

                                Al fin llegó la noche de Shiva. Yo no me había anotado con anticipación para cantar, lo que es una costumbre. Pero las Swaminis del Ashram querían que yo cantara.

                                El maestro llegó y cantó de maravillas, pero después dijo - sabiendo que yo no había cantado - "que canten las Matajis (madres, es decir las mujeres). El harmonyum fue llevado a una profesional de la música de 81 años que cantó hermoso y otra vez retomaron el canto los varones. Pero el maestro estaba decidido a que yo cantara y orquestó todo para que así fuera. Entonces, cuando yo ya me había desentendido del tema pensando que no cantaría (ya eran casi las 3 AM), un joven brahmachary colocó el harmonyum delante de mí diciendo "Mataji, usted canta?" El maestro sonreía de lejos sin mirarme, sentado frente a la tabla, asentí con la cabeza, reverencie al Señor Shiva y comencé a cantar...

INDIA 2007 008

                                  Pensar que yo no quería que estuviera presente el maestro! Tocó la tabla en una forma clara, ayudándome con un ritmo simple y hermoso. Me sentí confiada y no quise decepcionarlo. Mi garganta no estaba bien, pero me concentré en cada nota y todo salió perfecto, mejor que en todas las prácticas que había hecho.

                                  Era una melodía innovadora, desconocida... Ni bien terminé la señora mayor que había cantado antes (discípula directa de Swami Shivananda) me dijo "bahut sundar hai" (muy hermoso). Muchos me felicitaron esa noche, y cada vez que lo hacían mi mente volaba al maestro, casi con culpa por no haberle dedicado mas tiempo a la práctica, sabía que todos los méritos eran suyos.

                                  Recién al día siguiente pude hablar con él y agradecerle por su esfuerzo, paciencia y desinteresada dedicación. El maestro sonreía contento.

                                   En todos los ámbitos de la relación maestro - discípulo, hay dificultades que el mismo discípulo debe vencer. Muchos abandonan en el intento por no soportar la presión. Pero esta vez sentí que el maestro había vencido las dificultades por mí. Qué generoso! que grande! No le dijo a nadie que yo estaba aprendiendo con 'el ni que era el compositor de tan hermosa melodía. Se fue sin decir nada, su trabajo esa noche había terminado.

                                 Como podemos agradecer a los maestros? No hay agradecimiento que alcance! Que sería de nosotros sin los maestros? no seríamos capaces ni de escribir!

                                 Que todos honren a sus maestros! Ese es mi más sincero deseo. Gracias a los maestros, gracias a Pávanaji, gloria al Guru Supremo! OM

                                                                                    Shuchita