La India es una nación que sorprende a cada momento. Más alla de su mística, su floreciente economía y sus antiguos templos, lo más sorprendente es su gente.

          Uno puede que se crea una persona muy paciente y tolerante, pero basta con llegar a la India para sentir que no lo es. Nosotros, los occidentales, nos molestamos por todo, ellos no se molestan por nada.

          En este mismo momento un niño en la falda de su madre está pateando el respaldo de mi asiento, pero cuando mi mente quiso molestarse recordé el tema que estaba escribiendo. A mi lado se sentó una señora muy excedida en peso que no para de toser; cada vez que tose dice "Jay Ram" (Gloria al Senior). Ofrecí al marido cambiarle mi asiento, pero sonrientemente dijo que no me molestara...

           Volviendo al tema, imaginen una situasión de tránsito. Aquí los autos se cruzan sin previo aviso, el guiño no existe, el que viene atrás clava los frenos y espera sin la más mínima expresión de fatidio. Del mismo modo en que se cruzan los autos sin aviso, también lo hacen las vacas, los búfalos y los peatones. La mirada del que viene atrás se mantiene serena, sólo espera y avanza ni bien puede.    Esta característica india se hace más evidente en Varanasi, la ciudad sagrada. Ayer visité el popular templo a Shiva, Vishvanath Temple. Hay que dejar los zapatos 100 m. antes y caminar, en la medida en que uno se acerca, el piso aparece lleno de agua y barro, todos caminan como si nada. Los codazos y empujones están a la orden del día, pero nadie se da vuelta para lanzar una mirada fulminante, sólo avanza y si uno lo mira, sonríe. Sólo los apura ver la imagen del Shiva Lingam (Dios sin forma).

           Muchos buscan obtener unas rupias del extranjero y con ese propósito lo persiguen hasta cansarlo. Cuando nuestro rostro evidencia que el límite de tolerancia fue excedido, la mirada se encuentra con algún rostro sereno de ojos brillantes que lo observa sonriendo desde lejos.

           Ayer tenía cita a las 9 AM para hacer una ceremonia en casa de un brahmana. Llegué atrasada por el tránsito llena de disculpas. Me dijeron "bienvenida, siéntese, quiere un té?" y tuve que esperar 1y1/2 hora mientras con toda tranquilidad hacían los preparativos.

           Varanasi tiene un ritmo diferente del resto de India. Nadie tiene apuro, nadie se enoja, todos sonríen. A veces dan la mano para saludar pensando que es nuestra costumbre. Son tan respetuosos que su mano parece frágil porque no quieren molestar. Cualquiera pensaría que son débiles, pero no es así, tienen la fortaleza de sus virtudes, su paciencia infinita y el control de sus sentidos.

            Si nuestro nivel de tolerancia, paciencia y capacidad de adaptación es bajo, somos más vulnerables. Si desarrollamos estas virtudes, somos más fuertes.

          Por eso cada vez que se molesten por algo, recuerden la típica expresión india: NO PROBLEM y sonrían. OM                                           Shuchita